Alimentación y navidad

 

Se acerca la navidad, y con ella las compras, las fiestas y las reuniones familiares alrededor de una mesa, en la que suele haber comidas más copiosas y calóricas de lo habitual. Por ello, mucha gente, ante el temor a ganar peso, ayuna algunos días entre fiesta y fiesta o se plantea comenzar estrictas dietas tras el 6 de enero. Pero lo cierto es que este tipo de patrón de alimentación les ayuda bien poco a alcanzar su propósito.

También en esta época, debemos recordar estas recomendaciones básicas acerca de la comida:

– Nuestro cerebro y el resto de nuestro cuerpo necesitan de todos los nutrientes para funcionar correctamente, por eso no debemos eliminar ninguno de nuestra dieta: grasas, proteínas, fibra y carbohidratos.

-No existen los “alimentos prohibidos”, salvo en casos de alergia o intolerancia. Pero sí hay alimentos que deben consumirse con moderación. Todos sabemos cuáles son: dulces, grasas saturadas, etc.

-Lo ideal, desde el punto de vista de la salud es realizar cinco comidas al día, comiendo algo cada 3 ó 4 horas (fruta, un yogur, etc). De este modo, no llegaremos a la hora de la cena con una gran sensación de hambre.

-Además, realizar varias comidas –ligeras- al día, hará que nuestro metabolismo no se ralentice. Cuando esto ocurre –por ejemplo haciendo ayuno con cierta frecuencia o saltándose comidas- nuestro organismo consume menos energía y almacena más nutrientes, lo que da como resultado una mayor dificultad para perder peso o para mantenerlo estable.

Y podemos intentar evitar algunos malos hábitos:

– Picar entre horas alimentos muy calóricos

– Comer demasiado rápido

– Masticar poco los alimentos o tomar bocados muy grandes

– Subirse a la báscula diariamente

– Saltarse alguna comida (tampoco debemos hacerlo en Navidad, aunque hayamos comido mucho y no nos sintamos con hambre, podemos cenar algo de fruta o yogur, para no alterar el ritmo de nuestro metabolismo)

Por supuesto, no es incompatible llevar una dieta saludable y disfrutar de los platos típicos navideños. Los días que no asistamos a comidas o cenas especiales, podemos recurrir a alimentos menos energéticos: aumentar el consumo de verduras, pescado, no hacer salsas… Nos sentará bien dar un pequeño paseo después de comer, para evitar la sensación de indigestión. En todo caso, no hay que temer ganar un par de kilos en estos días, ya que cuando volvamos a nuestra dieta habitual, volveremos también a nuestro peso habitual, sin necesidad de hacer un severo régimen. Quizá tardemos una o dos semanas, pero lo haremos de la manera más sana.